Los antiguos Camperos

Jornaleros trabajando el campo con animales y herramientas tradicionales

Antes de la modernización agrícola, los campesinos dependían de la agricultura tradicional: una producción de secano y del trabajo manual para sobrevivir. Sin maquinaria ni fertilizantes industriales, la tierra se trabajaba con esfuerzo y con ayuda de animales de carga. La solidaridad entre vecinos era clave en la cosecha, mientras que el barbecho permitía mantener la fertilidad del suelo. Hoy, la tecnología ha revolucionado el campo, pero la memoria de aquella agricultura sigue viva como símbolo de esfuerzo y autosuficiencia.

Los antiguos camperos de nuestro pueblo practicaban una agricultura tradicional de subsistencia, ya que se trataba de una labor de secano basada en la siembra de arbolado, fundamentalmente frutales, almendros, higos y olivos. Además, cultivaban otros productos como patatas, habas, chícharos, melones y sandías, entre otros. Por ejemplo, solo habían tomates en verano, no como ahora, que los encontramos disponibles durante todo el año gracias a los cultivos de invernadero y la importación. En aquellos tiempos, no existían los invernaderos ni los sistemas de producción intensiva, y los abonos utilizados eran exclusivamente naturales, como el estiércol, con la excepción del guano, que servía de complemento para enriquecer la tierra y mejorar los rendimientos.

La vida de los camperos y el trabajo en el campo

El trabajo en el campo era arduo y realizado principalmente por jornaleros, quienes no tenían horarios estrictos. De hecho, se decía que se trabajaba “de sol a sol” o incluso “de luna a luna”, dependiendo de las necesidades del cultivo y las estaciones del año. No había maquinaria moderna, por lo que se dependía completamente del esfuerzo humano y de la ayuda de los animales de carga y tiro, como burros, mulos, caballos y bueyes. Para las labores agrícolas, se empleaban aperos tradicionales que habían pasado de generación en generación, como la vertedera, el arado mocho y la yunta, junto con otros utensilios esenciales para la labranza.  

Jornaleros trabajando el campo con animales y herramientas tradicionales

Las herramientas utilizadas eran rústicas pero eficaces, aunque muchas de las tareas resultaban extremadamente duras. Jornaleros y campesinos pasaban largas jornadas con herramientas como soletas y hocinos, cortando, cavando y recogiendo cosechas a mano. Cada fase del proceso agrícola requería gran esfuerzo y precisión, desde la preparación de la tierra hasta la recolección de los frutos.  

Solidaridad y esfuerzo colectivo en las tareas agrícolas

Las labores de recolección, en particular, requerían mucha mano de obra. Por esta razón, en muchas ocasiones, los vecinos y amigos se organizaban para ayudarse mutuamente en las fincas. Se establecían relaciones de colaboración basadas en la confianza y la solidaridad, ya que no siempre se podía contratar trabajadores externos. Incluso en la trilla, una tarea fundamental para separar el grano de la paja, los campesinos llevaban sus propios animales para agilizar el trabajo, lo que hacía de esta actividad un esfuerzo colectivo. En épocas de cosecha, el campo se llenaba de actividad, y cada familia contribuía con lo que podía para sacar adelante las labores.  

El barbecho y el paso hacia la modernización agrícola

Para evitar el agotamiento de la tierra y garantizar una producción sostenible, se aplicaba la estrategia del barbecho. Esto consistia en dejar los terrenos de “rastrojo” o de “eriazo ” durante un tiempo para que la tierra se revitalizara de forma natural. Se sabía que el abuso de un mismo cultivo empobrecía el suelo, por lo que este descanso permitía recuperar los nutrientes y mejorar la fertilidad del terreno para futuras cosechas.

Con el paso del tiempo, la agricultura ha experimentado una evolución sorprendente. La introducción de nuevas técnicas de riego, la mejora de los sistemas de cultivo y el desarrollo de semillas híbridas han revolucionado la producción agrícola. Actualmente, los fertilizantes y pesticidas han permitido incrementar la cantidad y calidad de los alimentos, garantizando una oferta constante durante todo el año. Sin embargo, a pesar de estos avances, el recuerdo de la agricultura tradicional sigue vivo en la memoria de muchos. Todo ello cosimo testimonio de un tiempo en el que el trabajo del campo era una forma de vida marcada por el esfuerzo, la adaptación al clima y el aprovechamiento de los recursos naturales.

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J. Antonio Ramírez

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