“LA NIÑA CHICA DE MARUCHI”
Cada mes traigo a esta sección a mujeres que han influido en mi vida por algo en especial. He recordado vecinas, amigas, oficios, aficiones, mujeres con una personalidad especial… Son ya pródigas…. No soy capaz de poner en pié el número de ellas. Quedan muchísimas por recordar, que merecen ser homenajeadas para que su recuerdo quede siempre vivo. Pero hay una mujer, que brilla con luz propia en su profesión y sin embargo, para mí tiene un titulo imprescindible en mi vida, es mi hermana María José. La única que tengo, esa chiquilla que nació para ser mi guía, mi compañera, mi amiga, mi confidente y con la que puedo pelearme a gritos porque a los cinco minutos ya no nos acordamos del origen de nuestras desavenencias.

Ella nació un 24 de abril, cuando yo contaba con trece meses de edad. Tenía claro que quería ser lepera, y lo es, creo que de su generación, una de las pocas que no nacieron en el Agromán, (Hospital D. Manuel Lois de Huelva). Dijo: ¡aquí estoy yo!, y vino a nacer en la cama de mis padres, en la casa familiar de la calle Manuel Vela, 30. Mi hermana es lepera fetén, de la calle Plaza. Siempre tuvo un afán por instruirse que superaba, con creces, todas las expectativas. Cuando yo aprendí a leer, a los cuatro años, me hacía que le leyera con cuentos hasta que se los aprendía de memoria y daba la vuelta a las hojas, justo cuando debía, según la palabra de término. Recuerdo, en mi habitación de los juguetes, a todas mis amigas con seis años, alrededor de la mica de tres, absorta viendo como aquella chiquilla sabía leer con tanta entonación y declamando con tanto regusto… Bendita memoria prodigiosa.
La verdad es que fuimos muy afortunadas, porque nos íbamos juntas a jugar al Paseo Cuadrado, a la Acera Alta, al Porche de la Iglesia, a nuestra habitación de los juguetes pero nuestro paraíso era el “doblao de Lolita Galvín”. Allí terminábamos todas las amigas de nuestras dos pandillas hasta tal punto que seguimos juntas hasta hoy. Conformamos el grueso de la Caseta Bulería.

Mi hermana era más reservada que yo, que era un culo inquieto y preguntón. A mi hermana le gustaban las muñecas y las vestía con un gusto exquisito. Yo era más de lecturas y de hacer teatros. Juntas fuimos al colegio Alonso Barba, nuestro amado cole, y juntas empezamos el bachillerato en el IES Rafael Reyes de Cartaya. Yo de letras puras. Mi hermana de ciencias puras. Ella organizada, yo un desastre de desorden. Juntas nos hicimos scouts y sin querer, nos convertimos en confidentes. Los primeros cigarros a escondidas. Las charlas de la adolescencia y los incipientes tonteos. Disfrutamos como nadie de aquellas tardes de domingo en la ermita. De los almuerzos de conejo en salsa en Villablanca. De las sardinas asadas en los pinares de la Rendondela. Y, ¿cómo no? de nuestra devoción a la Virgen Bella: la romería. Pero sobretodo la Bella de agosto con nuestro coro de Pepita Rguez Lepe. Tuvimos una infancia muy feliz, llena de venturas, de viajes, de campamentos… Y una juventud muy inquieta.
Una décima le cambió la vida, a ella y a miles de persona que no lo sabían aún. Quiso ser médico pero le faltó una décima para entrar en la Facultad de Medicina. Y sin saber dónde se metía, decidió empezar Trabajo Social. La mejor decisión de su vida. Consiguió el título de Diplomada Universitaria en Trabajo Social por la Universidad De Sevilla. Promoción Académica 1985/ 1988. Y desde entonces, hasta hoy, 2025 no ha parado. Recuerdo que comenzó su carrera profesional como voluntaria en Cáritas de Sevilla. De la mano de don Leonardo Castillo, de feliz memoria, puso en marcha el Programa de apoyo a la Prevención de la Drogadicción. Asociación Alternativa Abierta, curso 1988/1989. Después pasaría a ser voluntaria en la Asociación Socio- Cultural de Sordos de Sevilla. Hasta que el 23 de octubre de 1989 entró a formar parte, como trabajadora interina, de los Centros de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Sevilla. Es nombrada Funcionaria de Carrera como Trabajadora Social el 18 de septiembre de 1991.Y no ha parado de escalar ni de entregarse cada vez más a su trabajo.

Con una conciencia clara de cristiana comprometida, ha hecho del servicio a su prójimo el lema de su vida. Tiene más de veinte hojas de currículum, una amalgama de congresos, talleres, máster, cursillos, charlas… que dan susto verlas. Incluso consiguió, en el curso académico 2013/14, graduarse en trabajo social por la Universidad Internacional de la Rioja. Y el trabajo fin de grado constituyó un antes y un después en la manea de entender la función de los trabajadores sociales en el Ayuntamiento de Sevilla: “Aproximación a la función gerencial de los/as trabajadores/as sociales en los servicios social comunitarios del Ayuntamiento de Sevilla”(julio 2024). Ha sido llamada por las universidades de España para impartir charlas y conferencias sobre los logros alcanzado con su proyección de trabajo en servicio a la comunidad. Ha pasado por todos los puestos de los servicios sociales hasta llegar convertirse en Jefa de servicio de intervención de servicios sociales. Una especie de maga que pone en contacto a todos los servicios sociales, a las entidades, a los distintos colectivos y a los políticos. Más de quinientas personas dependiendo de ella. Si pierde el móvil, pobre del que lo encuentre, no le arriendo las ganancias, suena más que el del presidente del gobierno de España. Es una mujer vital, que se caracteriza por darle a cada persona lo que cada persona necesita. En la primera gala “Sevilla comprometida”, celebrada el 28 de noviembre de 2024 en el Teatro del Hogar Virgen de los Reyes de Sevilla, fue reconocida por el Ayuntamiento de Sevilla. Ella, funcionaria de carreras desde los veintiún años, es la única trabajadora social del Ayuntamiento de Sevilla que ha estado a lo largo de su vida profesional, ocupando todas las responsabilidades que una funcionaria de su categoría ha podido cumplimentar. Hoy es la única coordinadora de los 14 centros de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Sevilla. Es una figura indiscutible de buen hacer y de tejer redes entre las entidades privadas. Como las asociaciones y el ayuntamiento. La ovación que recibió fue auténtica. Todo el teatro se levantó para aplaudirla. Pocas veces en mi vida, he visto a una persona que sea capaz de aglutinar tantos elogios unánimes de sus compañeros, de los políticos y de las asociaciones que trabajan por los más vulnerables de la sociedad.

No sabía nada. Ella acudió al acto como invitada. No sospechaba que se le iba a homenajear, de lo contrario no lo hubiera aceptado. Su delegado municipal, se abrazó a ella junto con otros compañeros. Gracias hermana por tu entrega desmedida. Gracias por no dejar las cosas a medias. Gracias por ser fiel a tu promesa de servicio a los demás a través de tu promesa scout. Gracias por ser una funcionaria comprometida con sus ciudadanos. Y gracias al Excmo. Ayuntamiento de Sevilla. Y a su delegado, José Luis por reconocer la labor de sus empleados públicos.
Pero, como si este curriculum profesional fuese poco, es madre de tres hijos paridos y uno allegado, su yerno Jesús. En ningún momento ha abandonado sus responsabilidades con su familia, con su madre, especialmente, con sus hijos, su marido y su sobrino. Tampoco ha perdido de vista al trasto de su hermana. Y también ha tenido tiempo para sus amigas y sus viajes, dos piezas indiscutibles de su vida. Mi hermana, indudablemente, no es perfecta pero casi sí lo es. Se ha comprometido como vocal de culto en el grupo de Fieles de Nuestra Señora de la Bella de Sevilla. Ha sabido llevar con una entereza y unas fuerzas extraordinarias todos los envites de la vida. Ojalá la Virgen Santísima de la Bella le siga dando fuerzas para superar todas las vicisitudes que tengan que venir. Te quiero, lepera guapa. Conforme el sol giraba y hacia sus rondas, te fuiste convirtiendo en mi maestra, en mi ejemplo, en mi oráculo. Eres ese canal de guardia las 24 horas del día en el que me refugio. Has triunfado en tu vida profesional. Me has enseñado lo que es una auténtica familia con la que has creado junto a Michel. Hoy ya eres la mejor suegra y la mejor tía. Gracias

Yo tengo dos ángeles de la guarda; uno que me puso Dios invisible y otro que me regaló físicamente porque con lo trasto que soy necesitaba otro que me diera la mano por mi senda. Eres la mejor esperanza de mi existir. Siento darte tanto trabajo. Pero hija, ¿qué le hago? Gracias por ese corazón tan grande que tienes. Gracias al Cielo por el regalo de mi HERMANA. Qué vivamos juntas muchos momentos de Eternidad. Un abrazo desde el hondón de mi alma.
Descubre la historia de otras mujeres leperas aquí.

Isabel M. González Muñoz
Mujeres Leperas