MANUELA REAL CONTRERAS (LEPE, 15 DE JULIO DE 1957)
El 15 de julio, antesala del día grande de la Virgen de los marineros, del año 1957, nació en Lepe, la hija pequeña del matrimonio formado por Cristóbal Real Ramírez y Manuela Contreras Rodríguez. Una chiquita muy linda, rubita, con una gran sonrisa y unos ojos vivarachos. Traía ya de cuna un gen inserto de bondad que se fue desarrollando conforme crecía. Fue una niña muy protegida por sus hermanas mayores Patro y Juani. Creció muy feliz, con sus amiguitas del colegio y de su calle. Aunque descubrió muy pronto que su pasión era pasar tiempo charlando con el Santísimo, de tú a tú, sentada en los bancos del Sagrario de la Iglesia Santo Domingo de Guzmán de Lepe, bajo la atenta mirada de su madre Santa María de la Bella. El silencio y la oración han sido su eje de vida. Y los niños, sus niños, generaciones de leperos y leperas que han pasado por sus manos, han sido su pasión. Ella se llama Manoli Real, más conocida por Manoli la de la guardería porque fue la pionera en crearlas en nuestro pueblo. Es una mujer sencilla, de sonrisa amplia y alma clara. Ha sido siempre, y es, mi referencia espiritual.
Manoli entró en mi vida, cuando yo tenía unos ocho años. Ella, junto con Paqui González, fueron mis primeras catequistas. Por aquel entonces, estaba de coadjutor D. Francisco Pérez Paz, un cura postconciliar, que había estudiado en Hispanoamérica, y sembró en Lepe el movimiento ARS, (Aspirante Rurales Católicos). Entre otras cosas, este movimiento promovió la creación de los campamentos parroquiales en las dunas Nueva Umbría; cerca de la Redondela, en una casa la diócesis de Badajoz; en el recinto de la romería; en las Cumbres, dependiendo de los años. Implantó, también, las catequesis tal y como las conocemos hoy, porque anteriormente eran las maestras y el párroco los que nos daban catecismo y nos examinaban del mismo para hacer la comunión.
Mi grupo de catequesis permaneció vivo desde 1972 hasta 1980. Juntas estuvimos hasta después de la confirmación. Manoli no sólo nos acompañó en la formación sino que se convirtió en nuestra madrina por expreso deseo de D. Feliciano Fdez. Sousa, que determinó que las catequistas debían ser los baluartes de nuestra fe mientras viviéramos.
En un principio, dábamos las catequesis en “las catacumbas”, un semisótano que había en la que fue carpintería de Manuel Galvín Benítez, en la calle Oria Castañeda. Más tarde, cuando se tiró la vivienda, todos los sábados, a las 16.00, nos recibían los padres de Manoli en su casa de la calle Portugal. Toda la familia, nos dejaba el salón para las reuniones. Manuela Contreras, su madre, al terminar a las 18.00, nos traía, en una bandeja grande, la merienda: cola cao y tostadas con mantequilla Primor, o bizcochos o magdalenas…
Recuerdo, vivamente, que hacíamos visitas a los enfermos los domingos después de misa de once. Una mujer que me marcó por su alegría y por su cariño fue Anita la de Tenorio. Nos esperaba con las manos abiertas porque sólo tenía hijos y cuando llegábamos las niñas, le encantaba que le contáramos nuestras cuitas y le cantáramos. Las visitas al Santísimo y los rezos colectivos ante Él, imprimieron mi espiritualidad para los tiempos venideros. Los retiros espirituales los hacíamos en la que fue guardería de Manoli y Pepi Bueno en la calle Salamanca nº 10. La dueña de la casa, Elena, y su marido, Domingo, que vivían arriba en un piso, nos autorizaban a que estuviéramos los fines de semana allí y nos ayudaban con lo que podían. Qué suerte tuvimos aquellas niñas de crecer junto a Manoli. Todas seguimos siendo amigas: Margarita Landa; Mª Carmen Ávila; Pilina Lozano; Pepa Lorenzo; Mª Dolores Santana; Ana Bella Aguaded; Pepita Luisa; Bella Mª Botello; Manoli; Bella y Cristina Cabet; Pepi Camacho y otras tantas que mi memoria confunde.
Manoli ha sido catequista y coordinadora desde 1972 hasta el año 2020, de forma ininterrumpida. Cincuenta años anunciando la buena nueva desde la humildad más absoluta.
Más, no sólo ha sido catequista, sino que ha pertenecido a diversos grupos de formación y trabajo en la parroquia. Me viene a la memoria el añorado Grupo Cristo Vive, que realizó una pastoral impresionante con los ancianos. Ahora la tercera edad se mira con otros ojos. En los años setenta del siglo XX, ser anciano era sinónimo de estar esperando la muerte. Los hombres se seguían reuniendo en el Paseo Cuadrado o en los zampuzos. Las mujeres, persistían haciendo las tareas de la casa y se sentaban al sol junto con las vecinas. No salían a disfrutar. Este grupo luchó por conseguir el Hogar del pensionista. Antes de que estuviera creado, organizó una vida social llena las actividades: viajes, semanas culturales; bailes; concursos; eucaristías; etc. Se llevó funcionando muchos años. Algún día debería escribirse su historia: Castillo; LLurí; Manolo Testa; Pepe Jiménez; Pepe Orta; Juani y Belli Tomé; Trini Fernández; Loli Camacho; Manolo Jiménez; Benita; José Oria; Amparo; Rosa Menéndez; entre otros, escribieron una página histórica en nuestro pueblo en defensa de los más desfavorecidos. Ellos fueron pioneros de muchas actividades que hoy ya están recogidas en las leyes como derechos.
Hoy pertenece al grupo de Adoración Nocturna de nuestra parroquia. El Santísimo es su gran Amor. Es, según sus palabras: “la persona que nunca la ha defraudado”. Sigue acudiendo a Él cada día.
Desde el año 2000 es apóstol de la Virgen Peregrina de Schoenstatt. Fue al Santuario de Pozuelo de Alarcón a hacer el cursillo de formadores y se le entregó la Virgen en calidad de apóstol y coordinadora de su grupo. Esta devoción, que nació en Alemania, en 1919, fundada por el padre José Kentenich, desde 1950 se viene propagando por más de 90 países. María eligió el lugar de Schoenstatt para actuar desde allí con su misión especial de Madre, Reina y Educadora de nuestras vidas. Llegó a Lepe de mano de nuestra querida Filo González en los años 90. La segunda virgen Peregrina de Lepe es la que trajo Manoli. Son unas imágenes de la Virgen que son acogidas por diez familias, tres días al mes cada una. Llevándose de casa en casa. Cuando llegan a las distintas familias acogedoras, éstas le dan un culto especial con sus rezos y jaculatorias propias. La Virgen se considera tres veces admirable como Madre de Dios; Madre del Redentor y Madre de los Redimidos.
A su jubilación, no se ha quedado quieta sino que sigue preparándose para poder llevar la comunión de los enfermos atendiendo a los requerimientos que exige la Iglesia Católica.
Su vida laboral, como he comentado anteriormente, está vinculada, de una forma especial con los niños. Veamos cómo nace. En los años setenta del siglo XX, el presbítero D. Ignacio Palacios Esteban, es nombrado capellán de la empresa pesquera onubense Stella Maris. Su labor, ingente, fue ayudar a las mujeres de los marineros mientras éstos estaban en alta mar en insufribles turnos de siete u ocho meses. Las mujeres y sus hijos necesitaban salir de la incultura y de la pobreza que había generado en España una dictadura muy larga. En 1975, le propone a los párrocos de la costa que se crearan guarderías para los niños de estos marineros con objeto de que recibieran una formación y para aliviar a l madres de sus cargas un rato. Así, D. Teodoro, coadjutor de Lepe, junto con D. José Lora, el párroco, buscan a una persona que pueda encargarse de capitanear esta iniciativa. Manoli es llamada a la sacristía para encargarle la tarea dada sus prácticas en la pastoral de la Salud. Funda la guardería con Pepi Bueno, íntima amiga suya. Efectivamente, esta primera guardería de Lepe, abrió sus puertas en el curso 1975/76 en el barrio de D. Ramiro y su objetivo fue hacer una labor social. Con las madres de los niños se creó la primera Asociación Vecinal de Lepe. Esta asociación pidió al primer alcalde de la democracia, D. Manuel Martínez, un hotel para las asociaciones, centro del Club del pensionista y una guardería del Estado. En 1982 se abrió la Guardería La Arboleda en el Barrio de D. Ramiro. Necesitaban personal, no era de la junta de Andalucía, era el Ministerio de Educación. Convocaron plazas, se presentaron unas noventa personas para elegir a seis… Después de unos duros exámenes aprobaron: dos profesoras de Huelva, dos de Isla Cristina y dos de Lepe: Trini Gómez y Manoli Real. Ha sido su lugar de trabajo desde 1982 hasta el año 2022 en el que se jubiló al cumplir los sesenta y cinco años.
El compromiso con su pueblo la llevó a presentarse como independiente, dentro de las listas del PSOE, en dos legislaturas. Fue Concejala Delegada de Servicios sociales, en la legislatura de 1983-1987, primera que rigió el Alcalde D. José Ángel Santana. Contrató a la primera trabajadora social del ayuntamiento Benita Domínguez. Potenció el asociacionismo en Lepe. Sintiéndose muy orgullosa de haber contribuido a fundar ASPANLE y otras asociaciones. Luchó porque se suprimiera la beneficencia municipal. En esa época, una comisión formada por el cura, el alcalde, el jefe de los municipales y la delegada de Servicios Sociales, se reunían periódicamente para decidir las personas que debían recibir ayuda económica por enfermedad de las arcas municipales. Evidentemente todo esto tenía que estar regido por un equipo de profesionales como así se hizo luego.
En las elecciones de 1995, su amigo José Oria la llamó para que formara parte de su lista electoral. Acudió a su llamada, en calidad de independiente, y ostentó durante otros cuatro años 1995-1999, el cargo de Delegada de Servicios Sociales y Salud. Fue en el año 2000, una vez desvinculada de la vida política activa, cuando se afilió al PSOE lepero, en el que hoy sigue militando.
La Asociación Familiar Virgen Bella, le concedió un premio a la solidaridad como persona comprometida con la sociedad de su pueblo. Aunque el premio que lleva a gala es el cariño de todos sus “hijos”. Porque Manoli ha sido madre, no sólo de sus sobrinos: Juan Manuel, Patricia, Antonio, Rosa Mª, María de los Ángeles; y de sus sobrinos nietos: María, Bella, José, Candela, Isaac y Ana. Ha sido madre de los más de mil niños de varias generaciones que durante más de cuarenta y cinco años han pasado por sus manos en la guardería y en las catequesis. Como diría nuestro querido Paco Girón, Manoli le ha dado a cada ovejita lo que cada ovejita necesitaba. Gracias madrina por tanto ternura desprendida. Gracias por tu amistad sincera que solo entiende el lenguaje del Amor de Dios. Hermana cursillista, de colores se vistió mi vida, el día que entraste a formar parte de ella. No te vayas nunca. Te quiero.






Isabel M. González Muñoz
Mujeres Leperas
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