Pepa Muriel es una creadora incansable, una artista que ha sabido combinar su pasión por las artes escénicas con un fuerte compromiso educativo. Desde sus inicios en el Instituto del Teatro de Sevilla hasta la fundación de Escenoteca, su trayectoria ha estado marcada por la búsqueda de nuevas formas de contar historias y conectar con el público. En esta entrevista, Pepa nos habla de sus influencias, sus proyectos más significativos y los desafíos que enfrenta el sector cultural en la actualidad. A través de su trabajo, reivindica el poder del arte como herramienta de cambio social y nos invita a reflexionar sobre la importancia de preservar la creatividad en un mundo cada vez más acelerado.
¿Cómo inició Pepa Muriel su camino en el arte y el teatro educativo?
Mis inicios corrieron paralelamente. Me vine a Sevilla a estudiar Arte Dramático al Instituto del Teatro de Sevilla y a la vez Magisterio.
¿Qué experiencia o formación la motivó a seguir esta senda?
Siempre me gusto escribir, en el colegio ya hacia bonitas redacciones y quede finalista en algunos concursos literarios. Desde pequeña me gustaba leer cuentos, sobre todo unos cuentos que mi madre me traía de Huelva, cuando iba en la camioneta de Damas a los asuntos de los adultos (médicos, a casa de mi madrina, que vivía allí, etc). Se llamaban “MIS CUENTOS DE HADAS” y aun los guardo con mucho cariño.
¿Qué estudios o formaciones considera que han sido clave en su desarrollo como directora artística?
Siempre me ha gustado, aprender y sigo haciéndolo, he intentado conocer el trabajo de grandes profesionales, asistir a master class de Albert Boadella, Alberto Mantovani, Suzanne Lebeau. Hace unos meses acabé un curso de Gestión Cultural en la universidad Pablo de Olavide.
¿Hubo algún mentor o figura inspiradora que influyera decisivamente en su formación?
Mi madre me apoyo siempre, ella de pequeña me contaba historias de su hermano Cipriano en su vuelta por el mundo en el Juan Sebastián Elcano y a mí me marcó mucho, fabulé con todos esos lugares que visito en el barco, en unos años en los que muchas casas aun no tenían agua corriente, él mandaba postales de Nueva York, Rio de Janeiro, Amberes. Yo no lo llegue a conocer, pero su figura se hizo muy grande y me empujó a escribir y contar historias.
También y ya joven, y esto lo quiero mencionar, porque fue importante, en unos cursos de teatro que se realizaban en la Lota, me inscribí, impartían Pepe Camacho que fue muchos años técnico de Cultura en Moguer y Cinta Entenza. Recuerdo que José Antonio Delgado y Roció Lonazo también estaban allí conmigo de alumnos.
Y sobre todo lo que marco mi vida profesional fue entrar a formar parte de la compañía sevillana La Imperdible, donde me forme, crecí y madure como actriz, viajé a otros piases y continentes y donde
aprendí todos los oficios de las artes escénicas.
Pepa Muriel y el teatro educativo

¿Cómo ha combinado su formación artística con el compromiso educativo en sus proyectos?
Desde que empecé a trabajar, exclusivamente para la infancia y la juventud, para mí ha sido muy importante utilizar las artes escénicas como herramienta educativa (“pero sin que se note”). Nunca me ha gustado eso del “teatro didáctico” que suele ser muy aburrido, contenidos a la carta: que si en inglés, medio ambiente, igualdad, pero carente de lo principal Creación Artística. Como los buenos cuentos, “la moraleja” es intrínseca a la historia, no hay explicar. Actualmente.
¿Podría contarnos sobre algunos de los proyectos más significativos que ha desarrollado en Escenoteca y su impacto en la comunidad?
Creé hace tiempo un formato nuevo que llame “Taller-Espectáculo”, donde el publico (familias y niños) asisten al espectáculo como publico activo, hay un proceso de creación conjunto. Mi primer taller espectáculo fue “Cuentos para bailar” donde además de toda la puesta en escena teatral: luces, sonido, escenografía…” el público subido en el escenario baila conmigo el cuento en cuestión. Hoy día este formato esta ya desarrollado por muchas compañías.
¿Qué aspectos de estos proyectos considera que han marcado un antes y un después en su carrera profesional?
Otro proyecto que marcó un antes y un después fue la creación del espectáculo “Poemas para jugar a las casitas”, consistía en cinco casitas de madera de distintos tamaños, con una actriz dentro, en la que entraba un grupo de niños y niñas y asistían a distinto permofances y acciones poéticas relacionadas con poetas andaluces. La poesía salía del libro y se podía tocar, escuchar, oler y hasta degustar…Este espectáculo estuvo programado en los mejores festivales y ferias de teatro nacionales: Feria Teatro en el Sur, de Palma, FETEN, Festival de Música y Danza de Granada, TAC de Valladolid, incluso en 2008 fue el espectáculo que inauguró toda la programación navideña de Madrid para los niños, con la asistencia del alcalde, Alberto Ruiz Gallardón que se fotografió en las casitas.
¿Cómo ha evolucionado su visión y enfoque artístico a lo largo de los años?
Antes estaba muy preocupada por innovar lenguajes escénicos para los niños y jóvenes, en estos momentos estoy muy preocupada por la ausencia cada vez mayor de la palabra en la cultura, todo es virtual, visual, estamos perdiendo la capacidad de abstracción, el pensamiento simbólico, el empleo de metáforas.
¿Ha tenido la oportunidad de colaborar con otros artistas o instituciones?
Sí, es importante la colaboración, los vasos comunicantes entre instituciones y disciplina artísticas enriquecen mucho. Llevo años colaborando con instituciones a través de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales como CAL (Centro Andaluz de las Letras) , CAAC (Centro Andaluz de Arte Contemporáneo), Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, Ministerio de Asuntos Exteriores y a través de Agencia Española de Cultura Exterior AECID, la agencia española de cooperación al desarrollo con la que hemos viajado a Sao Paulo(Brasil) y a punto de ir a Guinea Ecuatorial, pero la pandemia no lo permitió , para presentar nuestros espectáculos y hacer formación.
También ha sido muy importante las Jornadas de Artes x Educación, y AULARTE (aulas con arte) destinadas a jóvenes, de las cuales fui comisaria durante tres años en el Teatro Alameda de Sevilla, en las que estuvieron implicadas distintas conserjerías e instituciones tanto públicas como privadas y donde asistieron artistas nacionales e internacionales junto a centros educativos de Andalucía.
Pepa Muriel y el teatro educativo

¿Cómo han enriquecido estas experiencias su trabajo?
Mira, yo llevo desde su apertura en Sevilla en 2017, impartiendo los Talleres de Artes Escénicas y Cultura Visual del Caixa Forum Sevilla, que como sabes pertenece a la Fundación “la Caixa”. Ahí estoy en contacto continuamente con niños y niñas de centros educativos. Un contacto que me enriquece muchísimo, porque yo aporto experiencia y contenidos, pero recibo mucho más de ellos y ellas. Y me hacen encontrar sentido a mi profesión. A la utilización de las Artes Escénicas y la Cultura en general como herramienta de transformación social.
¿Existe algún proyecto o experiencia colaborativa que destaque especialmente en su memoria?
He trabajado tanto y son tantas las experiencias que guardo, pero tal vez hay dos de las que más me emocionan. Una fue la de una madre que me busco por redes sociales porque había asistido a un espectáculo mío con su hijo en el que yo contaba una historia sobre los atrapasueños, las pesadillas y su hijo estaba pasando por una experiencia traumática y no dormía y le pidió a su madre que buscara mi historia porque le reconfortaba para dormir. Cuando la madre logro encontrarme, yo decidí coger mis bártulos e ir personalmente a su casa a contarle yo el cuento. Fue muy bello.
Y la otra experiencia es también personal con un niño con Sindrome Xfrágil, que gracias a mis cuentos y espectáculos, ahora de adolescente hace teatro y le encanta.
Pepa Muriel y el teatro educativo


Desde su posición, ¿cuáles son los principales desafíos y oportunidades que afronta actualmente el sector del arte y la educación?
Actualmente el mayor desafío es por un lado es contrarrestar la gran burocracia que existe tanto en el campo de la cultura como la educación que nos hace muchas veces desaprovechar grandes oportunidades, porque no están “en los consejos escolares” o en la calendarización de las ofertas culturales. Y por otra el RETO de parar, respirar, observar, tener espacio para pensar y la fast- culture como yo la llamo, igual que la comida rápida, nos hace engullir experiencias, una tras otra sin tiempo para procesarlas y eso en la infancia va a determinar su desarrollo lo largo del tiempo.
¿Qué proyectos de teatro educativo tiene Pepa Muriel actualmente o en mente para el futuro?
Ahora, estoy experimentando y adentrándome en el mundo del audio y video podcast. Creo que es una buena herramienta que democratiza la cultura, la hace accesible a todos.
¿De qué manera considera que el arte puede influir positivamente en la transformación social y educativa de las comunidades?
Aquí voy a ser práctica y realista. Podemos tener grandes objetivos, conocer el poder transformador de la cultura, pero de nada sirven si los presupuestos que se destinas a educación y cultura sigan siendo tan pequeños y ridículos, hace falta una revolución económica y más en los tiempos en los que estamos inmersos.
¿Qué mensaje le gustaría transmitir a la audiencia y a las nuevas generaciones de artistas y educadores?
Que creen sus propios proyectos. Que inventen, innoven se equivoquen, fracasen, triunfen…..pero que luchen por sus propios sueños y modos de estar en el mundo.
¿Qué valores o costumbres de Lepe cree que han influido en su identidad y su visión artística?
A mi no se me dio muy bien contar chistes. Pero ahora me doy cuenta que mi forma de contar chistes es contar mis historias. Y eso me reconcilia con la lepera que soy.
Para terminar. ¿Qué elementos de la vida en Lepe le gustaría preservar o resaltar en sus proyectos artísticos y educativos?
En todos mis espectáculos esta Lepe de alguna manera. En mi ultima producción, “Animalitos, una historia trocha”, la prensa dijo que era una “fantasía etnográfica” y tenia razón, es una fantasía etnográfica lepera.
Pepa Muriel es, ante todo, una contadora de historias. A través de su arte, ha tejido puentes entre la educación y la cultura, dejando una huella imborrable en cada proyecto. Con una mirada crítica y una creatividad inagotable, sigue explorando nuevas formas de narrar y emocionar. Su pasión por la escena y su compromiso con la infancia nos recuerdan que el arte, más que un espectáculo, es una herramienta de transformación.
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