Las fiestas navideñas suelen estar asociadas a momentos de alegría, unión familiar y celebración. Sin embargo, para muchas personas, estas fechas pueden traer consigo sentimientos de añoranza por seres queridos ausentes o dificultades económicas que limitan la posibilidad de grandes celebraciones. En medio de estas emociones encontradas, es esencial recordar que, más allá de las expectativas sociales, debemos atender nuestras necesidades emocionales y encontrar maneras saludables de afrontar estas situaciones.
Es natural sentir nostalgia por aquellos seres queridos que ya no están presentes durante las festividades. Para ayudarnos a gestionar estos sentimientos, es recomendable honrar su memoria de manera especial. Compartir anécdotas sobre ellos con familiares o dedicarles un momento de reflexión personal son gestos significativos que nos permiten experimentar y procesar la tristeza.
En ocasiones, la falta de compañía cercana o la distancia de seres queridos pueden intensificar la sensación de soledad durante las Navidades. En estos momentos, buscar apoyo emocional en amigos, vecinos o comunidades en línea puede brindarnos un espacio de conexión y contención emocional. Recordar que no estamos solos y que es válido buscar cercanía afectiva fuera del ámbito familiar tradicional puede ser reconfortante en épocas difíciles.
Más allá de los regalos costosos y las cenas lujosas, el verdadero espíritu navideño reside en la esencia de la conexión humana y el amor compartido. Si la situación económica no permite grandes desembolsos, optar por alternativas creativas y económicas para celebrar estas fechas puede ser igualmente significativo. Un intercambio de cartas hechas a mano, una cena sencilla en casa o un paseo por la ciudad iluminada son gestos llenos de afecto que fortalecen los lazos familiares y afectivos.
En medio del ajetreo y las expectativas de las celebraciones navideñas, es crucial recordar que nuestros propios sentimientos y necesidades merecen atención y cuidado. Si en algún momento nos sentimos abrumados, tristes o estresados, es importante permitirnos desconectar, descansar y establecer límites para preservar nuestra salud mental y emocional. Escuchar nuestro propio ritmo y respetar nuestras emociones nos ayudará a transitar estas fechas de manera equilibrada y consciente.
En ocasiones, la nostalgia por una pérdida, sea esta de índole personal o material, puede opacar nuestra capacidad para apreciar aquello que tenemos en el presente. Es fundamental reconocer que honrar la memoria de un ser querido ausente implica aprender a valorar los momentos cotidianos con aquellos que sí están presentes en nuestra vida en este momento. Al brindar espacio para la gratitud y el aprecio hacia quienes nos rodean, logramos infundir mayor significado y alegría a esos instantes compartidos, convirtiéndolos en experiencias más enriquecedoras y reconfortantes.
Las Navidades son días como cualquier otro, donde la felicidad y el bienestar dependen más de nuestra actitud que de circunstancias externas. Aceptar la nostalgia, buscar compañía donde sea posible y celebrar la simplicidad nos conecta con el verdadero espíritu navideño: la gratitud, el amor y la conexión con nosotros mismos y los demás. Al abrazar la autenticidad de nuestras emociones y priorizar nuestras necesidades, podemos convertir estas fechas en momentos significativos y llenos de valor emocional.
¡Felices fiestas desde una perspectiva introspectiva y realista!

Isabel Rodríguez @conciencia.psico
Hola. Soy Isabel, Psicóloga Clínica y Neuropsicóloga. Natural de Lepe. Me gustaría utilizar este espacio que me han cedido para acercar a mis vecinos y vecinas del pueblo conocimientos que espero que puedan resultar útiles, sobre el ámbito de la salud mental, así como proporcionar herramientas que puedan aplicar a la hora de gestionar situaciones de nuestro día a día.