Recuerdo el brillo de esa gota en el clavel o de su joyería color dorado.
Recuerdo ese tomate de campo con su intenso rosa pastel y su chorro de aceite bien despachado.
Anhelo al revivir el ayer porque vive incrustado
ese recuerdo del pasado.
Y sollozo al comprender que el envejecer con el infinito no van de la mano.
Más la luna esta noche ha salido y te ha cantado,
para que descanses como siempre me habías enseñado; para que me sientas allí a tu lado.
Y por si mañana te llamo,
y tu voz no me contesta,
te habrás ido y será en vano desear una respuesta.
Que aunque el miedo a tu pérdida me atormenta, sigo disfrutando tus besos en la mejilla izquierda y tus risas de ternura inmensa.
Pues te anhelo al revivir el pasado, porque siento que con el tiempo todo ha cambiado.
Por Betsabé García