Ayer miré la fecha y recordé que no estás,
que hace meses que no estás.
Aún no me acuerdo de qué fue lo que hizo que te fueras, pero sé que no estás mal.
Me percaté que estaba sola de nuevo y que todo se volvía a volcar,
y entre tanta pena pensé en ti y en lo que hablamos frente al mar.
En la belleza de estar sola me tuve que encontrar,
sabiendo que sin quererlo me empezaba a gustar.
Vuelvo a acordarme de ti y me da por pensar:
“¿si se hubiera quedado un poquito más, cuanto tiempo me habría costado sanar?”.
Con la libertad de pensarte sin llorar, me prometí no juzgarte, no fallar.
No fallar a lo moral y recordar,
que en este día,
este lugar, puedo pensar que estoy sola y no dejar de brillar.
Por Betsabé García.